miércoles, 25 de mayo de 2022

No quiero seguir en esta hora

 


No quiero seguir en esta hora

solo ansío caminar hacia el ocaso,

que mi único final es el fracaso,

y mi felicidad, la del que llora.


Y no puedo pensar, porque me aflora,

la pérfida pena, que a cada paso,

me anula  la razón, cuando repaso,

este desengaño, que sufro ahora.


Asísteme a morir, que es el momento,

en la trayectoria de cien puñales,

emplaza mi cuerpo, de amor hambriento,


bajo guillotina o diez mil cristales,

no me importa el arma, ni el instrumento,

solo te pido, que sean letales.


Fuego de amor templado en la locura

 


Fuego de amor, templado en la locura,

amor de noches y de albores lleno,

a veces tortuoso, otras sereno,

en su afán por la eternidad, perdura.


Toda ocasión para querer, apura,

remanso de paz y otras veces trueno,

alerta, para no perder terreno,

se reinventa y mantiene su frescura.


Torna el frío invierno, en primavera,

el fuego se aviva, perpetuamente,

una pasión, que por amar se esmera.


Amor por siempre vivo y nunca ausente,

un amor, que no es juego ni es quimera,

un amor que quiere ser permanente.

Hilando versos mido su longitud

 


Hilando versos, mido su longitud,

y para comprobar si van rimando,

uno tras otro, los voy repasando,

cuidando su fondo, con pulcritud.


Concluso el soneto, no tengo quietud,

una vez y otra, lo voy retocando,

y tras corregirlo, sigo limando,

buscando el remate y su plenitud.


Tu veredicto me saca del pozo,

una lágrima, el primer indicio,

que me confirma, el postrer sollozo.


Y esa sensible expresión de tu juicio,

de dicha plena y alegre alborozo,

fija el soneto, sin dejar resquicio.

 

La mujer y las flores



La hortensia le otorga perseverancia,

la acedera sublima su paciencia,

el abedul calibra su prudencia

y la rosa le cede su fragancia.


El jacinto instituye su constancia,

la azucena, su bendita inocencia,

la flor de lis, inspira su conciencia,

y la acacia, la viste de elegancia.


De una orquídea nace su belleza,

una azalea forja su templanza,

y la begonia afirma su certeza.


El iris blanco, crea su esperanza,

la flor de loto aumenta su pureza

y la ambrosía permite su alianza.


Los principiantes


 

Una tarde en primavera,

sendos cuerpos principiantes,

llenos de amor, los amantes,

cruzan al fin la barrera.


Era una tarde cualquiera,

cuando los dos, vacilantes,

locos de amor, palpitantes, 

la aprovecharon entera.


Sobre el sofá con ternura,

dieron su amor, cautelosos,

sin protección ni armadura.


Tras aquel acto, gozosos,

aprueban la asignatura,

y se abrazaron dichosos.

El primer beso



Cerca del río con brisa ligera,

era una noche en que la luna brilla,

fue mi primer beso, no en la mejilla,

un beso corto aunque de larga espera.


Bésame con pausa, como si fuera,

el principal beso, el que apostilla

nuestro amor, de una manera sencilla,

y no se trata de un beso cualquiera,


porque ese beso aún siendo liviano,

es un beso vital para el recuerdo,

que tener siempre, ese beso a mano,


me vale por si en la vida me pierdo,

y si lo tengo a mi lado, cercano,

renacerá el amor, en mi recuerdo.


Esa ave que en mi terraza se cita,



 Esa ave que en mi terraza se cita,

que a veces vuela, y que otras camina,

de oscuro plumaje, no es golondrina,

no es mirlo, ni colibrí, ni afrodita.


Con el cuello inflamado, si se excita,

ave de paso, a veces peregrina,

por el borde vaga la colombina,

mírala bien, se llama zurita.


Gris, con reflejos de púrpura y verde,

la cabeza en vertical movimiento,

cuando encuentra su pareja le muerde,


detrás en el cuello, solo un momento,

un ritual de amor, para que recuerde,

que ella fue quién dió, el consentimiento.


No quiero alcanzar rosas prohibidas

 


No quiero alcanzar, rosas prohibidas,

que siempre son, simiente del engaño,

prefiero ser soltero, o ermitaño,

que sufrir con amores a escondidas.


No quiero estar, lamiendo mis heridas,

ni convivir, tan triste y tan huraño,

si la mentira a todos hace daño,

viniendo del amor, serán heridas.


No servirá buscar como consuelo,

la efímera dicha, con que me uncías,

que dura mas y es mayor el duelo,


y aquellas palabras, que me decías,

ocultas en pasión, fueron anzuelo

y tan aparentes, como vacías.

No reproches el hecho perdonado



Muro granítico, donde se estrellan,

viejas disputas, que a morir resisten,

y creyendo que a la razón asisten,

olvidan el perdón, al que atropellan.


Por lo que ayer riñeron se querellan,

y en lo que porfiaron, de nuevo insisten,

debiendo comprender, que si persisten,

se morirá el amor, sin dejar huella.


¡Aplacad ese pulso repentino!,

olvidad esos yerros del pasado,

engaño o cualquier otro desatino.


No reproches el hecho perdonado,

ni des rosas envueltas con espino,

ni razones, por no haber olvidado.

No tiene extremidad que lo desplace

 


No tiene extremidad que lo desplace,

pero nos traslada sin movimiento,

y no hubo mas grande acontecimiento,

que a tanta gente gusta y satisface.


En el siglo anterior es cuando nace,

tal vez haya sido el mayor invento,

aunque fuera la rueda en su momento,

no hay nada mejor y que nos enlace


raudo, a un lugar del mundo cualquiera,

siendo menudo, pequeño y liviano.

En su proyección no existe frontera,


aunque podemos llevarlo en la mano,

a veces lo usamos como pulsera,

o con un injerto, tarde o temprano.

Pasión por los sonetos


Aunque me gustó siempre hacer poesía,

a su composición tuve respeto,

si se trataba de armar un soneto,

pues mas que un viaje, era travesía.


Antes de iniciarlo, mi voz tosía,

y no llegaba a urdir ni el esqueleto,

con cada intento, creaba un boceto,

porque a superarlo no me atrevía.


Y no fue fácil dar con el secreto,

primero debes tener muy presente,

que una vez plasmado el primer cuarteto,


y para que nada nos desaliente,

enlázalo al resto, con verso escueto,

escribiendo lo que dicte tu mente.

Porque yo se que sigo enamorado,


 Porque yo se que sigo enamorado,

mi corazón decepcionado llora,

¿Dónde fue nuestro amor, donde está ahora?,

¿Dónde la pasión, donde nuestro pasado?.


La soledad de no estar a tu lado,

me  mata, destruye y me devora,

estoy muriendo de hora en hora,

porque lo nuestro ya se ha terminado.


Esta separación inevitable,

porque no quieres ser mi compañera,

provocará una herida inconsolable,


además de llevar cuando me muera,

el estigma de ser solo el culpable,

aunque la culpa es de los dos, entera.


martes, 24 de mayo de 2022

Proteger el amor de la cordura

 


Proteger el amor de la cordura,

tras fortificación amurallada,

defender el amor tras barricada,

prestarle protección y cobertura.


Si con la demencia el amor perdura,

la razón cansina, y almibarada

cautela, causarán su sepultura,

que no hay amor, de pasión ponderada.


Si la enajenación es su baluarte, 

la prudencia, es su muerte certera,

que si hay algo que el amor comparte,


es la hermosa locura pasajera,

que luce orgullosa, en su estandarte,

siendo a su vez parapeto y trinchera.


Que ganas de abrazarte tengo ahora



 Que ganas de abrazarte tengo ahora,

pues hace tanto tiempo que no lo hago,

que he echado de menos un simple halago,

!Abrázame fuerte!, sin mas demora,


que de abrazarnos los dos, va siendo hora,

el tiempo pasado fue tan aciago,

que un abrazo tuyo será buen pago,

y por conseguirlo mi alma implora.


Olvidémonos de aquel sufrimiento,

que mirando ahora, nuestro futuro,

borraremos del alma ese lamento,


porque si nos amamos me apresuro

a decirte, que todo esto que siento,

durará para siempre, te lo juro.

Quiero amigos que me den sosiego



 Quiero amigos, que me den sosiego,

y musas que me inspiren cuando pienso,

el aroma de rosa y del incienso,

del jazmín, la canela y del espliego.


Mejor el silencio, que el ruido ciego,

busco amigos porque a ellos soy propenso,

y prestar mi ayuda, al indefenso,

que del necio poderoso, reniego.


Que mi verbo no peque de imprudente,

mi meta en la vida, es ser sincero,

quiero permanecer entre la gente,


antes la honestidad que ser pionero,

en todo lo esencial, estar presente,

si requerido soy, llegar primero.


Senderistas

 


Al fin de la madrugada,

entre pájaros cantores,

jilgueros y ruiseñores,

comenzamos la jornada.


Seguiremos caminando,

por do señala la senda,

las flores nos van llamando,

con su aromática ofrenda.


Cuando bordeamos el río,

por el camino de tierra,

y cuando llegue el estío,

subiremos a la sierra.


Vamos por bosque de pinos,

pisando piñas abiertas,

con sus crujidos despiertas,

de los zorzales sus trinos.


Nos llega por la vereda,

el sonido de la brisa,

que se parece a tu risa,

cuando tu pelo se enreda.


Rayos de sol atraviesan,

las hojas de la arboleda,

como los hilos de seda,

que de moverse no cesan.


Alzando la vista al cielo,

miramos su transparencia,

el blanco de la inocencia,

y el azul de terciopelo.


Vamos haciendo camino,

como diría Machado,

bajamos por el collado,

viendo un blanco molino.


Y una vez descansados,

nos dirigimos al monte,

con el cantar del sinsonte,

nos quedamos extasiados.


Y ya llegando a la cima,

avistamos el pantano,

y agarrados de la mano,

el corazón se sublima.

Si fundiera preciosos minerales

 


Si fundiera preciosos minerales,

con la sutil belleza de las rosas,

de aquestas sus fragancias olorosas,

de aquellos sus fulgores de corales,


se clonarán las prendas naturales,

que adornan, tus virtudes primorosas,

tu luz y alegría, entre otras cosas, 

como el agua de puros manantiales.


Atributos del astro que ilumina,

naciendo con el ritmo de las flores,

que a tus rosados pétalos germina,


y a mi corazón llena de colores,

con una viveza tal, que domina,

el rojo de pasión de tus candores.


Tarde lluviosa, de aguas otoñales


Tarde lluviosa, de aguas otoñales,

plomiza y cerrada, ventosa y fría,

que convoca, con su monotonía,

una olimpiada de juegos sensuales.


Eróticos placeres corporales,

que bañados en néctar y ambrosía,

culminarán en gozo y alegría,

rememorando antiguas bacanales.


Mujer hermosa, para amar creada,

contempla mi corazón sin cadena,

y como su inquieta sangre excitada,


sube a tu corazón por cada vena,

pidiendo permiso, ante su entrada,

para transfundirse roja y serena. 


Te quiero con la urgencia de un sediento



 Te quiero con la urgencia de un sediento,

te amo, si con tu sonrisa me miras,

te quiero, mientras durmiendo respiras,

te amo, por todo y en cada momento.


Quiero amarte, y decir lo que siento,

y quererte, sin temor ni mentiras,

porque es amor, la pasión que me inspiras,

y quererte mi mayor argumento.


Tal vez mi corazón no lo resista,

y se eleve su presión gravemente,

inyéctame con beso sin arista,


porque el beso tuyo seguramente,

será cura milagrosa y consista,

en mi medicina mas eficiente.


Torpeza del amor, que desespera

 


Torpeza del amor, que desespera,

que aguarda del amor, lo prometido,

no sabe que el amor es consentido,

y nadie conoce cuando prospera.


Quien no quiere esperar, no lo supera,

porque para el amor es mas querido,

el fuego del que espera complacido,

que la del impaciente que no espera.


Pretende conquistar amor de altura,

el necio que no cree en la esperanza,

o solo quiere amor sin atadura,


porque su corazón, tan poco alcanza,

que quiere componer sin partitura,

y recoger cosecha sin labranza.


Busca la libertad



Un atardecer seco y caluroso,

en el sillón de mimbre se reclina,

tras tedioso trabajo en la cocina,

merecido tiene, este reposo.


Descansa en silencio ya que su esposo,

disfruta con la siesta vespertina,

no por necesidad, es por rutina,

tras una mañana de estar ocioso.


Deja de suspirar que tu condena

no te ha de durar mas, si tu no quieres,

cercena el eslabón de esa cadena,


busca la libertad si no prefieres,

seguir con tu llanto y con tu pena,

igual que están sufriendo otras mujeres.


jueves, 19 de mayo de 2022

Este favor te pido insigne Lope


 Este favor te pido insigne Lope,

maestro del teatro y de la rima,

envíame una musa a ver si anima,

esta imaginación que tengo miope.


Que venga en un corcel blanco a galope,

porque este aturdimiento me lastima,

aprisa, no sea que me deprima,

que mi ciencia de versar, tiene un tope.


Si me das este honor será milagro,

que tengo tan vacíos alma y mente

que presiento un profundo descalabro,


que sin tu ayuda, será permanente.

Si palias este trance me consagro

a brindarte, los mil versos que invente.  


Mi amor por ti se tornará en hoguera



 Mi amor por ti se tornará en hoguera,

sus brasas prenderán en llamarada,

y esa humareda ardiente, ya quemada,

aumentará mi amor, por primavera.


Es fuego que se aviva y se acelera,

una fúlgida lumbre en andanada,

una pira de amor, ascua colmada,

rescoldo de pasión, llama fallera.


Resplandor y flama, calor que aumenta

en combustión, incendio clamoroso,

que no extingue ni viento ni tormenta.


que prende cada día majestuoso,

con esa luz que luce y representa,

el amor mas grande y el mas hermoso.


Me gusta el mar de rostro matutino



 Me gusta el mar de rostro matutino,

mecerse sereno, sin oleaje,

y las gaviotas de níveo plumaje,

rondar la arena, con su andar cansino.


Me gusta el olor del rocío salino,

contemplar el acuático paisaje,

que no existe nada que mas relaje,

que caminar por entorno marino.


Escuchar ese compás de las olas,

rodando por la orilla, y esa espuma,

embriagarme de mar, estando a solas,


cuando funde el horizonte con la bruma,

si arrastra en sus viajes mil caracolas,

o que flotando una rosa presuma.


No quiero llanto sin luna

 No quiero llanto sin luna,

si quiero campo y olivo,

No quiero corcel esquivo,

si quiero seguir vivo,


para mirar tus lunares,

que veo al sur de tu ombligo

y que te quedes conmigo,

y con nadie me compares.


No quiero mar sin espuma,

si quiero pisar la arena,

no quiero tener condena,

si quiero aquello que suma,


todos los besos perdidos,

aquellos que no te he dado,

porque no estaba a tu lado,

o cuando estamos dormidos.


No quiero cielo sin nube,

si quiero el canto de ave,

no quiero móvil con clave,

si quiero aquello que hube


tenido, estando en tu cama,

y aquello que no tuvimos,

por lo orgullosos que fuimos,

y que mi cuerpo reclama.

lunes, 16 de mayo de 2022

A Selene



Con superficie sólida y rocosa,

recurso sempiterno del poeta,

llena de cráteres y arena quieta,

grisácea esfera, glacial y ociosa.


Faz lívida, de gravedad golosa, 

piel de satélite, no de planeta,

quiero ver tu fachada mas discreta,

para ver si la oculta es mas garbosa.


Selene diva, nítida y oscura,

musa romántica creciente y clara,

que aumenta con reflejos su hermosura,


y en las noches que está llena, dispara

con todo su esplendor y su blancura,

mil destellos de amor, sobre su cara.


Yo tengo una amistad en buen estado



 Yo tengo una amistad en buen estado,

nacida del candor de la inocencia,

con tanta honestidad como paciencia,

formada en un presente y un pasado.


Su forma de vivir nunca he juzgado,

interesome mas por qué silencia,

sin emitir nunca, una sentencia,

como hace un jurista o un magistrado.


Nunca le pido, que sea perfecta,

y si cometiera, un desatino,

tolerancia, porque la línea recta,


es la menos natural del camino,

y llevar una vida tan perfecta,

es tan imposible como cansino.

Homenaje a una vida de amor y coraje



En Alcaucín, a los pies de la sierra,

en ese modesto pueblo escarpado,

en otoño, con octubre acabado,

viniste, para orgullo de esa tierra.


La hojarasca sobre el suelo se aferra,  

entrelazando, un manto alfombrado,

de otoñal color, marrón y dorado,

que bajo la tenue sombra se entierra.


Árboles que regalan su ropaje,

para tejer un manto de colores,

y  batiendo en el aire su plumaje,


a coro, bellos pájaros cantores,

celebran con trinos, en el ramaje,

que nació la hija, de Antonio y Dolores.


El boquete en lo alto, de testigo,

Sierra Tejeda y su profusa flora,

y arriba Maroma, brillante y mora,

la fuerza y la luz vinieron contigo.


Cerca en el campo, la siega del trigo,

la granja y la gallina ponedora,

gente del olivar, trabajadora,

donde sea que mires, un amigo.


En ese día el pueblo alcaucineño,

celebra jubiloso y sin reparo,

que en este día la hembra del cigueño,


poco antes de emigrar, en post del faro,

ha donado a este pueblo malagueño,

una hermosa niña y se llama Amparo.


Calles angostas, empinadas calles,

por las que atajas, las subes y bajas,

ellas traen tu ayer, sobre sus lajas,

populares cantos de un pasacalles.


Como artista, recreas los detalles,

de los ceretes, apilas las cajas,

y cantando juegas, entre tinajas,

gozando festiva donde te halles.


Y esa fuente, la de los cinco caños,

de la que brota agua fresca en estío, 

por la que siguen pasando los años,


de agua templada, cuando acecha el frío,

sacia la sed de vecinos y extraños,

agua de sierra, con fuerza y con brío.


Hermosas y floridas primaveras,

cuando jugabas contenta en el Tejar,

estando tan presta, a desmadejar,

como a aventar la parva en las eras.


O puliendo el broce de las calderas,

o pisando las uvas, en el lagar,

yantando las brevas de las higueras,

o calando melones del melonar.


Aquel ajetreo de los aperos,

el aroma del humo del sarmiento,

para ahuyentar a los avisperos,


y en el arroyo merecido asiento,

oyendo el gorjeo de los jilgueros,

y el susurro de las hojas al viento.


Y las temporadas del Pilarejo,

cuando estaba la uva almacenada,

y viviendo alegre, la vendimiada,

con el vino mosto y el salmorejo.


En la borriquilla, con su aparejo,

al toser tu padre, de madrugada,

contemplando, esa sombra alargada,

cuando iba camino al Encinarejo,


porque llevaba orgulloso en sus manos,

con su buen carácter y su templanza,

la sabiduría de veteranos,


y las herramientas de la labranza,

en compañía de tus tres hermanos,

que fueran objeto de su esperanza.


Y las uvas pasas las de moscatel,

cuando secaban al sol en vuestra era,

en días alternos y a tu manera,

que agitabas airosa como batel.


En envoltorios bellos, con un cartel,

ceretes de higos con su tapadera,

atravesando el mar tras la frontera,

peregrinaban lejos como Manuel.


Los higos secos, los higos tardíos,

el dulce divino de aquella higuera,

anunciando ya lo primeros fríos,


es del otoño gris,  su mensajera,

señales y augurios de escalofríos,

y de las conservas en la salmuera.


Pero llegó ese maldito verano,

meses antes de que cumplieras doce,

la cruenta locura que desconoce,

que toda esa furia contra un hermano,


es solo patrimonio de lo humano,

que en la vida animal no se conoce,

porque con el mas diminuto roce,

se enfrenta paisano contra paisano.


Seguimos sin asimilar la lección,

si un país en guerra no es suficiente,

como si se tratara de una infección,


fue el mundo entero, y toda su gente,

tal parece que no existiera elección,

que matarnos uno a otro, frente a frente.


Terminada la guerra, la libertad

fue menguada, como las cicatrices.

Con la vuelta de padre están felices,

pero falta Antonio, cruda realidad,


Manuel regresó enfermo de gravedad,

víctimas, como un millón de infelices,

sus hermanos vuelven a plantar raíces,

regresan al trabajo sin voluntad.


El tiempo y la vida sigue pasando,

y la niña Amparo ya adolescente,

pasa las horas alegre y soñando.


En historias que tejía en su mente,

su feliz futuro estaba bordando,

y para saber, preguntó a la fuente.


La fuente dijo: Aguarda Amparito,

pronto tu deseo será cumplido,

al que te adora ya le has conocido,

aquello que esperas está ya escrito.


Carlos saluda, parece fortuito,

y ella le sonríe si le hace un cumplido,

no se ha dado cuenta, que ya Cupido 

tiene listo el arco, ese angelito.


Carlos tras el dardo, dio el primer paso,

pidiole al padre, el usual permiso,

como no tenían miedo al fracaso,


acordaron pronto, el compromiso,

con viaje de amor y frío no escaso,

culminaron su estancia en el paraíso.


Siguieron años de amor, de cariño,

en otros pueblos, en otras ciudades,

puestas de acuerdo, ambas voluntades,

tras cada traslado, antes un guiño,


en cada destino, un nuevo niño,

vivienda nueva, nuevas amistades,

del agrio fruto, juntas las mitades,

relación suave como piel de armiño.


Pero una mañana, el destino cruel,

con un golpe frío como el acero,

y sin previo aviso rasgó aquella piel,


murió de repente su compañero,

el golpe fue duro, martillo y cincel,

hicieron juntos un gran agujero.


Con que sufrimiento y cuanta tristeza, 

os deja solos, tan solos nos deja,

como enviudaste, sin ninguna queja,

si todo acaba, no se por qué empieza.


No permitiste ninguna flaqueza,

en la celeste atalaya él despeja,

y aclara tus dudas y te aconseja,

resucitando en ti, la fortaleza.


De nuevo arriba, hiciste el camino, 

tu objetivo, fueron cuatro puntales,

 y por la senda que torció el destino,


tu proseguiste pisando cristales,

con entereza, tesón y dominio,

superando ríos y abismos brutales.


Los cuatro retoños fueron su herencia,

la bandera y guía de tu esperanza,

que si a tu pecho perforó una lanza,

te dio la alegría su descendencia.


Cuanto amor donabas, cuanta paciencia,

en tus seis nietos caló tu enseñanza,

entre los juegos y alguna danza,

al cuidarlos, transmitiste tu ciencia.


Te sientes feliz y con el corazón,  

cuando miras al cielo satisfecha,

que los frutos están ahora en sazón,


nunca te olvidas de la nueva cosecha,

con tenaz constancia, amor y razón,

porque tu, te mantuviste en la brecha,


Cubriendo tus metas, así renaces,

estudias mucho y pintas con arte,

con todo pareces impresionarte,

y pones tanto empeño, en lo que haces


porque con la vida hiciste las paces.

El conocimiento fue tu baluarte,

y la paciencia en la cruz, tu estandarte,

muy pocas mujeres son tan tenaces.


En tu octogenario estudias secundaria,

no nos sorprenderá, con ese esmero,

que pronto seas universitaria,


pues muy bien lo dice, el refranero,

si vas camino de ser centenaria,

obtendrás matrícula en primero.


A mi madre del alma que adoro, que se

reunió con mi padre el 14-12-2019