Ayer llené mi alma de esperanza
Ayer llené mi alma de esperanza,
no quería caer en la derrota,
por el amor que sin cesar se agota,
negaré que aquello fue tu venganza.
Como rescate, te daría fianza,
para no ver de nuevo mi alma rota,
aunque en tu mirar hoy se te nota,
que con darte todo el cielo, no alcanza.
Ambos fuimos siervos de la rutina,
y repitiendo errores del pasado,
caímos en el hastío, que fue ruina,
por la apatía de un amor gastado,
con esa indolencia que determina,
la conclusión del amor agostado.
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