Esa ave que en mi terraza se cita,
Esa ave que en mi terraza se cita,
que a veces vuela, y que otras camina,
de oscuro plumaje, no es golondrina,
no es mirlo, ni colibrí, ni afrodita.
Con el cuello inflamado, si se excita,
ave de paso, a veces peregrina,
por el borde vaga la colombina,
mírala bien, se llama zurita.
Gris, con reflejos de púrpura y verde,
la cabeza en vertical movimiento,
cuando encuentra su pareja le muerde,
detrás en el cuello, solo un momento,
un ritual de amor, para que recuerde,
que ella fue quién dió, el consentimiento.
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