martes, 24 de mayo de 2022

Senderistas

 


Al fin de la madrugada,

entre pájaros cantores,

jilgueros y ruiseñores,

comenzamos la jornada.


Seguiremos caminando,

por do señala la senda,

las flores nos van llamando,

con su aromática ofrenda.


Cuando bordeamos el río,

por el camino de tierra,

y cuando llegue el estío,

subiremos a la sierra.


Vamos por bosque de pinos,

pisando piñas abiertas,

con sus crujidos despiertas,

de los zorzales sus trinos.


Nos llega por la vereda,

el sonido de la brisa,

que se parece a tu risa,

cuando tu pelo se enreda.


Rayos de sol atraviesan,

las hojas de la arboleda,

como los hilos de seda,

que de moverse no cesan.


Alzando la vista al cielo,

miramos su transparencia,

el blanco de la inocencia,

y el azul de terciopelo.


Vamos haciendo camino,

como diría Machado,

bajamos por el collado,

viendo un blanco molino.


Y una vez descansados,

nos dirigimos al monte,

con el cantar del sinsonte,

nos quedamos extasiados.


Y ya llegando a la cima,

avistamos el pantano,

y agarrados de la mano,

el corazón se sublima.

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