No quiero alcanzar rosas prohibidas
No quiero alcanzar rosas prohibidas,
que siempre son simiente del engaño,
prefiero ser un célibe ermitaño,
que sufrir por amores a escondidas.
No quiero estar lamiendo mis heridas,
ni convivir tan triste y tan uraño,
si la mentira a todos hace daño,
viniendo del amor serán crecidas.
No servirá buscar como consuelo,
la efímera dicha que prometías,
que dura mas, y es mayor el duelo,
y aquellas palabras, que repetías,
ocultas en pasión, fueron anzuelo
y tan aparentes como vacías.
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