Forjadores de sueños e ilusiones,
con tinta, plasmaron hermosas letras,
inspirados por musas, los poetas,
nos han mostrado su alma y sus pasiones.
En estrofas de vida que rimando,
funden las palabras, dando estructura
a versos que esculpen, como escultura,
y así sus poemas van germinando.
De amores eternos, que nunca mueren,
de amores de cuento, que se colmaron,
de amores fugaces, que se quemaron,
de amores fingidos, de los que hieren.
En consideración a sus amigos,
a los que un día gris, cual despedida,
engendraron poemas de su vida,
como llanto en verso, siendo testigos.
Romances o epopeyas de leyenda,
en glosarios de hidalgos caballeros,
fueron de sus hazañas, mensajeros
que auparon a la gloria con su ofrenda.
Al pirata fiero o al negro corsario,
dedicaban odas, como Espronceda,
al reo de muerte, o a quien proceda,
al lucero del alba o su adversario.
Recopilando historias y avatares,
recitaron romances de conquistas,
y declamando obras de otros artistas,
recorrieron el mundo, los juglares.
En octavas, tercetos, redondillas,
pareados, aleluyas, cuartetos,
décimas o espinela y en quintetos,
serventesios, liras y seguidillas.
En coplas reales y pie quebrado,
en sextinas, en silvas y en sonetos,
en versos libres, mayores o escuetos,
épico, fronterizo o novelado.
Conformaron mundos, mas deseables,
espolean con fuerza corazones,
apoyaron sus causas y razones,
endulzando vidas con recitables.
El verbo fue su arma y fundamento,
inagotable fuente en sus creaciones.
Las claves abstractas de sus canciones,
amores, alegrías y lamento.
Romance anónimo, alguna jarcha,
cantigas de Alfonso décimo el Sabio,
villancicos, cantos de labio en labio,
en el pueblo calaron, como escarcha.
Componer versos como ellos, quisiera,
y henchir corazones que repararon.
Con sus poemas, los cielos temblaron,
cantando al mundo, su necia ceguera.
Porque su obra caló toda frontera,
y sació las almas, de los sedientos,
llevando en su estela, los sedimentos,
con que estercolaron su sementera.
Y aquí doy comienzo, a su homenaje,
a los héroes, que compusieron versos,
brillantes astros, de mil universos,
a la beldad brava de su lenguaje.
Gonzalo de Berceo, cantó a santos,
poeta del mester de clerecía,
con monorrimos, en cuaderna vía,
relató sus historias con sus cantos.
Juan Ruiz, el que fuese Arcipreste de Hita,
y tal vez por un arzobispo preso,
cumplida la pena, a su regreso,
el libro del gran amor publicita.
Pedro López de Ayala el elocuente,
en Aljubarrota, en cárcel lusa,
espera ser libre cuando la musa,
despertó al poeta como torrente.
Juan Boscán, asume el renacimiento,
y planta el germen del verso italiano
en España, tradujo ''El Cortesano'',
poeta embajador del cinquecento .
Garcilaso, orgullo toledano,
"perfecto poeta" del siglo de oro,
que esgrimiera la espada, con decoro,
de poetas, "príncipe castellano".
"El paradigma del poeta-soldado",
ora toma la espada, al "relente,"
otrora la pluma, y de repente,
nos regala, un soneto dorado.
Fray Luis de León, un agustino,
con verso de armonía equilibrada,
nos regala en su Vida Retirada,
el aliento celestial y divino.
Teresa de Ávila, carmelitana,
su gran amor por Dios, era su fuero,
sin vivir vivo, por no morir muero,
su grande amor, a la muerte temprana.
San Juan de la Cruz ilustre patrono,
de poetas en lengua castellana,
su llama de amor viva, todo allana,
y con su noche oscura, me emociono.
Jorge Manrique, en coplas quebradas,
la efímera vida al río compara,
y en verso nos dice, lo que depara,
el paso de aquella en sus jornadas.
Luis de Argote y Góngora, veterano,
el defensor de la vida arcadiana,
se alejó de la dicción cotidiana,
para escribir en verso culterano.
Cervantes el genio del universo,
luchando contra el turco, en Lepanto,
ni mano, ni ingenio sufrió quebranto,
el más crítico, sobre su obra en verso.
Quevedo valeroso aventurero,
hendía su espada en rimas ladinas,
y profería imprudente, felinas
lindezas, con aguijones de acero.
Lope de Vega, escritor fecundo,
"Monstruo de la naturaleza" puro,
dijo Miguel Cervantes muy seguro,
al "Fénix de los ingenios" del mundo.
"¿Que tengo yo que mi amistad procuras?".
dijo Don Lope, fervoroso inquieto,
"En mi vida me he visto en tal aprieto",
por fe y amor, en muchas aventuras.
¿Por qué, si toda la vida es un sueño?
mi dramaturgo y poeta Calderón,
por el honor, el crédito y la opinión,
reflejaste en tu obra, tanto empeño?.
Pedro Espinosa, genio antequerano,
con un verso claro, puro y sencillo,
como Celeris bello y tanto brillo,
cual espejo fino, hecho en Murano.
Tomas de Iriarte, culto tinerfeño,
que alcanzaste, con tu sudor la hazaña,
de implantar la fábula, en España,
con un verso melódico y risueño.
Félix de Samaniego, amigo antes,
del anterior, su antagonista luego,
inoportuna cizaña, el ego,
por no ser humilde, como Cervantes.
Liberal y romántico Espronceda,
de joven, miembro de los numantinos,
seguidor de poetas salmantinos,
en toda rebelión moral se hospeda.
Ante la tumba de Larra, Zorrilla,
debut con poema premonitorio,
gallardo calavera, Juan Tenorio,
temible pendenciero de Sevilla.
En duelos, amoríos y aventuras,
la virtud atropelló a su albedrío,
buscando redención del desvarío,
lloró a Inés, tras profanar sepulturas.
¿No volverán aquellas golondrinas,
que Gustavo Adolfo añoraba en verso?,
vuelve poeta, torna al universo,
y tornarán las aves peregrinas.
Por Rosalía, hablan plantas, fuentes
de Compostela, poetisa pionera,
los pájaros cantan, si vas ligera,
y cuando sueñas cruzando los puentes.
Rueda, por lo natural cautivado,
mostró la sencillez como belleza,
y esgrimió con su verso la grandeza,
del pueblo tantas veces profanado.
Juan Ramón, espiga blanca de Moguer,
dorada al sol en prados de Platero,
mimoso y tierno, nobel caballero,
ese don Juan amante de la mujer.
Valle Inclán genio en todo lo que escribe,
estilo modernista tertuliano,
pierde en pelea algo mas que la mano,
como Gómez de la Serna describe.
"Huerto claro donde madura el limonero",
recita Machado en su paso por Sevilla,
y sus veinte años en tierras de Castilla,
cerca de Soria donde "tuerce el Duero."
Por firmes convicciones exiliado,
su enorme corazón finó en Francia,
su verso impregnado de elegancia,
por todo el mundo ha sido recitado.
Galán en extremeño y castellano,
tras casarse con una vaquerilla,
sus obras en Guijo de Granadilla,
mostraron la vida del pueblo llano.
La muerte de Lorca lloró Machado,
en Granada, en casa de Rosales,
prisionero, por mor de sus cantares,
¿Quién no llora al poeta asesinado?.
El de Santa María, en un viaje,
cruzó el mar, el poeta marinero,
el que no fue, de Cádiz, salinero,
amante del mar, la luz y el lenguaje
Miguel, el de Orihuela hoy te convoco,
cuando florezca tu almendro de nata,
mientras llega el llanto al río de plata,
para que escribas en verso, te invoco.
Homenaje aunque largo, incompleto,
si no están otros que lo han merecido,
y para que nadie se sienta excluído,
mencionaré, aunque de modo escueto:
A Leandro Fernández de Moratín,
A don Salvador González Anaya,
Ramón de Campoamor y Antonio Gala,
A León Felipe y José Bergamín,
Vicente Aleixandre y Damaso Alonso
Jorge Guillén y Menéndez Pelayo,
Fernán Caballero o al que no subrayo,
en los versos que siguen los compenso.
A los ausentes que no he mencionado,
les suplico perdón, humildemente,
ya que el poeta que no esté presente,
no será por no habérselo ganado,
porque todo aquel que haya conseguido,
rimar con mucha pasión, mas de un verso,
y logre que algo, en este universo,
por su composición se haya movido,
son integrados en este homenaje,
porque rima rimando, han trovado,
y enlazando palabras, han llorado,
mientras emprendían ese gran viaje.