El atraco
En un pasaje sombrío,
en la mitad de la noche,
se oye el murmullo del río,
después de apagar mi coche.
En la esquina una gitana,
está vendiendo romero,
y voces por la ventana,
discuten por un dinero.
Mientras bloqueo la puerta,
para evitar que me roben,
algo me pone en alerta,
cuando me vuelvo era un joven,
que me indicó con la mano,
que le diera la cartera.
Me registré pero en vano,
no la llevaba siquiera.
Y como aquello que dije,
no le hizo gracia ninguna,
blande, para que me fije,
una navaja moruna.
Insiste en que quiere pasta,
o va a quitarme la vida,
vaya ocasión mas nefasta,
en sumo comprometida.
Volví a mirar los bolsillos,
por si encontraba monedas,
y encontré solo pitillos,
y tapones de las ruedas.
El joven se ve exaltado,
y esgrimiendo la navaja,
se nota descontrolado,
y cuando pueda me raja.
Algo vi, mas de reojo,
fue un movimiento felino,
algo como un abrir de ojo,
y fue un cuerpo femenino.
Se abalanzó de repente,
y sin darle tiempo a pensar,
desarmó, al delincuente,
y este solo pudo tensar,
el brazo que estaba armado,
al querer lanzar un tajo,
no ejecutó con cuidado,
y al levantar se distrajo.
Así acabó el incidente,
cuando puso las esposas,
quien resultó ser agente,
al que quería mis cosas.
Las apariencias empañan,
y no vemos con claridad,
que hay muchos que nos engañan
sin enmascarar la verdad.
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