Montes de Málaga
Montes de Málaga, cintura escueta,
malacitanos montes, de verdiales,
de encinas nuevas, y de alcornocales,
de viñas viejas y de un alma inquieta.
Su cresta púnica, mora y romana,
su Reina, y otras colinas cintura,
que dominan y amparan con su altura,
del viento, de la vega antequerana.
El zorro en la laguna de Torrijos,
cazador nocturno, sin camuflaje,
y el jabalí, en estado salvaje,
halla su alimento, en escondrijos.
De noche, la luciérnaga ilumina,
a la garduña y gatos cimarrones.
En la copa de los pinos, gorriones,
y en nido de taza, la golondrina.
El camaleón, clase protegida,
campea a sus anchas, por estos montes,
si no son truncados, sus horizontes,
por necios al volante, con bebida.
En su seno, de arroyos bien surtido,
fluye y serpentea el Guadalmedina,
que con gracia y donaire se encamina,
hacia el mar, en un cauce constreñido.
Y antes de converger, es doblegado,
en pantanos y presas que apaciguan
su fiereza, y ellos atestiguan,
ser un rio, antes de ser embalsado.
Montes de Málaga, cintura escueta,
malacitanos montes de verdiales,
de encinas nuevas y de alcornocales,
de viñas viejas y de un alma inquieta.
De su altozano, a la malagueta,
camino a levante y rumbo a poniente,
nació y coexistió a su sombra, tu gente,
desde el pintor insigne, al poeta.
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