No quiero ver del cielo prodigioso
No quiero ver del cielo prodigioso
su amanecer diario, ni su portento,
prefiero sumergirme en mi tormento
haciendo de este día el más odioso.
Fue una noche fría, de abril lluvioso,
quedó mi alma llena de sufrimiento,
pues su amor fue mi único alimento,
y desde que se fue, estoy ansioso.
Mi soledad, tal longitud alcanza,
y es tan negro este lugar que habito,
que tengo por corazón, añoranza,
y tras perder su amor, estoy maldito,
porque esa ruptura fue mi matanza,
liquidación, remate y finiquito.
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