domingo, 15 de mayo de 2022

Autocastigo



Cruzando la línea prohibida,

un hombre galeno, sexagenario,

muy proclive, a rezar el rosario,

con una infanta, tal vez consentida,


con el afán, de transformar su vida,

convirtíola en un funesto calvario,

y tras corto periodo carcelario,

tuvo cruenta y rápida despedida.


Fugaz, como chispeante centella,

se precipitó, en un corto vuelo,

sin pedir disculpas, a la doncella,


ni a su mujer, que sumía en un duelo,

estampó como firma, toda su huella,

su ausencia de honor, de valor y celo.


Seguramente el suceso sombrío,

una vez descubierto y apresado,

siendo autor del delito, inculpado,

su deliro, lo llevó al desvarío.


Un punzante y profundo escalofrío,

subíole agudo, por el costado,

al orgulloso preso, licenciado

que gozó, de libertad y albedrío.


Este conato, de nueva juventud,

que buscaba tenaz, en su aventura,

condujo al culpable cuerpo, al ataúd,


con una muerte rauda y prematura.

El que fuera cuidador de la salud,

de despidió con pronta sepultura.


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